viernes, 14 de enero de 2011

20 Noviembre 2010 Iván González Cancel



Nadie discute en Puerto Rico que el modelo económico del Estado Libre Asociado de Puerto Rico ha fracasado. Un modelo económico basado en mano de obra barata, exenciones contributivas y acceso preferencial a un mercado particular, el mercado estadounidense. Ninguna de estas circunstancias son hoy una realidad.

Sin embargo, nuestro partido (Nuevo Progresista) insiste en administrar la colonia, tener éxito en ello y facilitarle a los Estados Unidos su postura, de no resolver el problema del status. Se ha indicado que el problema del status de Puerto Rico se resolverá y el Congreso actuará, cuando según algunos “los puertorriqueños nos pongamos de acuerdo”. Ya los puertorriqueños estamos de acuerdo. Todos los puertorriqueños estamos de acuerdo en que queremos tener algún tipo de relación con los Estados Unidos. Les corresponde a ellos indicar qué están dispuestos a dar en esta relación. Así como la esclavitud es indigna, el coloniaje también lo es. Nadie le solicitó a los esclavos que se pusieran de acuerdo si querían ser liberados o no. Después de todo, la lucha por la igualdad es la razón de ser de nuestro partido.

En el año 1953, acorde con la resolución 748 (VIII), Estados Unidos fue liberado de su obligación de reportar a las Naciones Unidas sobre el progreso de Puerto Rico hacia la descolonización y un gobierno propio a tono con el artículo 73(e) de la Carta de la ONU. La resolución 748 (VIII) indica que “adecuada consideración se le prestará a la voluntad de ambos, el pueblo de Puerto Rico y el pueblo de los Estados Unidos, en la conducta de sus relaciones bajo el estatuto legal actual, y también en la eventualidad que cualquiera de las partes en esa asociación mutuamente acordada quiera desear cualquier cambio en los términos de esa asociación”. Así, los resultados del plebiscito de 1998 y el triunfo de la alternativa “ninguna de las anteriores” deben tomarse como un indicativo de que los puertorriqueños hemos retirado nuestro consentimiento a la actual relación.

El 2 de noviembre nuestros conciudadanos rechazaron las políticas del presidente Obama, al elegir una Cámara a ser dominada por el Partido Republicano y un Senado con una mayoría pírrica para el Partido Demócrata. Todo el mundo concluye que el asunto del status de Puerto Rico no será considerado por ese Congreso. Esto será así, ante la gama de asuntos de transcendental importancia que ambos partidos tratarán de impulsar en la agenda congresional, entre los cuales, la situación del status de Puerto Rico no es importante para nadie.

La posesión de una colonia con 4 millones de ciudadanos americanos que son discriminados constituye una afrenta para los Estados Unidos. ¿Cómo puede el Presidente de los Estados Unidos recriminar a China por coartar el disfrute de derechos democráticos de sus ciudadanos cuando condona el coloniaje en la nación que dirige? La única manera que nosotros lograremos que se atienda el problema del status de Puerto Rico es convirtiendo este asunto en uno prioritario en el Congreso. ¿Cómo se ha de lograr esto? El gobierno de Puerto Rico, deberá denunciar el coloniaje y reclamar la igualdad, la estadidad que por derecho propio hemos ganado; en medios de prensa alrededor del mundo; en El Nuevo Día, The New York Times, The Washington Post, El País de España, en The Times en Londres, entre otros. Les garantizo que luego de una denuncia como esta, seremos una prioridad para el Congreso.

Hoy en día, el Sr. Obama es Presidente de los Estados Unidos pues ciudadanos americanos como nosotros dieron su vida por un fundamental derecho: la igualdad.

Ensayando las estrategias del pasado, entiéndase un plebiscito, nunca se obtendrá un resultado diferente. Decía Albert Einstein, que esperar resultados diferentes del mismo experimento una y otra vez, era la señal más clara de locura. Se hace necesaria una nueva estrategia. Basta ya de locuras.

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